sábado, 4 de septiembre de 2010
lunes, 7 de junio de 2010
Recitales
Recital de Poesía Jueves, 10 de Junio de 2010, a las 19 h LOS ROBLES GERHOTEL |
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Poemas de por Sábado, 12 de Junio de 2010, a las 20:30 h Café Figueroa |
viernes, 28 de mayo de 2010
Recital de Poesía
Miguel Oscar Menassa
Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010
Sábado, 29 de Junio de 2010, a las 19:00 h
TEATRO LOPE DE VEGA
Plaza del Palacio, s/n (Chinchón)
lunes, 26 de abril de 2010
RECITAL DE POESÍA
Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010
Jueves, 29 de Abril de 2010
a las 20:00 h
Asociación de Artistas y Escritores de Madrid
C/Leganitos, 10 - 1º dcha.
Madrid (Metro Plaza de España)
domingo, 18 de abril de 2010
la noche de los libros
viernes, 23 de abril de 2010, de 20 a 22 h
Recital de poesía
Se leerán poemas de libros de poesía
publicados por la Editorial Grupo Cero
Rincón del Arte Nuevo
c/Segovia, 17
www. editorialgrupocero.com
domingo, 4 de abril de 2010
viernes, 26 de marzo de 2010
Querida:
Hoy, después de un encuentro prolongado, aún más que nuestros encuentros prolongados, me hiciste reconocer que, yo, estaba equivocado.
Ahora, a solas, sin la presencia de tu voz temblorosa, no puedo recordar ni los motivos de tu tristeza. ni el argumento de mi equivocación. Lo que recuerdo es que tú lloraste toda la noche y gran parte del día siguiente y que yo tuve angustia como cuando niño le tocaba el culo a una vecina y mi madre al verme me pegaba una cachetada.
¡Cómo explicarle a mi madre, entonces, que yo en verdad la amaba a Ella y que con la vecina era por puro juego, por pura diversión.
Cómo explicarte, compañera mía, de este viaje insondable, que el amor nunca renunció a nada y, por eso, no existe.
Renunciemos mi amor a nuestro amor, para poder amarnos.
Renunciemos mi amor a ser el uno para el otro, para poder tenernos.
Renunciemos mi amor a nuestras mezquinas ambiciones, para poseer, junto con el poeta, lo más grande.
Vivimos en un mundo, querida, que el que no necesita dinero, necesita amor, y es en este mundo desesperado y perplejo por no poder, donde te planteo el arrebato de un diálogo. Una antigua manera de encontrarle nuevos caminos a la vida. Te propongo un diálogo mantenido a cierta distancia, una verdadera prueba de fuego. En principio nos miraremos como pensando cada uno su propio peso. Encontrar en el otro en esa mirada el lugar donde será vencido. No ya la muerte, sino el espacio infinito y negro de la locura será nuestro lugar de trabajo. Todo será maravilloso y siniestro, ganaremos y perderemos varias veces, en varias situaciones. Podremos y no podremos con el amor. Triunfaremos y seremos vencidos jugando el mismo juego con los mismos rivales. Quiero que lo recuerdes para siempre, en esos momentos, Ella se parece a la máscara de una alegría pasada. Ella es impenetrable cuando está muerta y, sin embargo, tu cuerpo se contrae bajo tus ropas, tu cuerpo se quiebra por debajo de tus más viejos sentimientos. Se trata, querida, de la repetición de una frase que Ella más que hablar, prefiere temblar. Un viejo rito se establece en los contornos de tu cuerpo, como cuando en mi barrio encendíamos la fogata de San Juan. Ahí, como hoy en tu cuerpo, querida, se quemaba todo lo viejo. Ahí, se quemaba cada vez, el pasado. Ahí se quemaban los tibios rencores, los azulejos brillantes de la muerte.
Miguel Oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista"
domingo, 21 de marzo de 2010
Querida:
Usted ya se dio cuenta, soy una paloma despedazada por pequeños deseos infantiles. Por mi ambición, extrema, de tenerlo todo para mí.
Soy la que sufre en vano. El dolor ardiente de la noche y, también, de la mañana. Cuando consigo alejarme de mí, me sigo viendo a mí misma, retorciéndome, con ganas de hacer pis, temblando de miedo, sintiendo que le estaba transmitiendo mis perversidades. Porque yo soy perversa. No se dio cuenta cómo me duelen las tetas cuando lo miro. No se dio cuenta. que después de hacer el amor, soy la hiena capaz de comerse a sí misma, para que nadie la vea sonreír.
Soy incurable, doctor, en el centro propio de su inteligencia de la vida, un cáncer maligno, su pequeña nenita enamorada le envía de regalo esta hermosa mierda tallada para usted.
Espero que usted sepa interpretar apropiadamente mi desacuerdo con su lengua materna. cuando pretendo insinuarle que sin ayuda, usted, no podrá ser famoso o tardará mil años.
Mi vértigo, doctor, lo ayudará a crecer. Mis ansias por las pasiones celestiales lo ascenderán al cielo. No tema, doctor, soy una hembra poderosa. Mi madre vive en mi dolor, abierta a los perfumes de la muerte.
jueves, 18 de marzo de 2010
Querida:
A pesar de considerarme el mejor psicoanalista de gente grande y sana, me atrevo a tus pendientes milagrosas, cada vez más profundas y negras. A pesar de considerar mi retórica diabólica entre diabólicos, me animo a tus silencios, más negros aún, que tus profundidades.
Antes de seguir quiero aclararte un mal entendido, lo que estamos produciendo en esta conversación, no va ni para atrás. ni para adelante, ni para arriba, ni para abajo, ya que lo que transcurre entre nosotros y en dirección prohibida, es el tiempo; el lugar y nosotros, somos siempre los mismos.
Me respondiste a la aclaración, con un no sé qué será de mí entre tanta niebla, pero si usted lo dice, algo ha de ser. Y con la violencia de quien, todavía, no ha llegado al mundo, se desnuda en medio de la página, y me pregunta: ¿quién ha hecho ésto para ti? Por mí, le respondí, ni siquiera usted, he visto a muchos hacerlo por el Otro.
Y qué, vas a cerrar los ojos para no verme. Y qué, vas a morir, todavía más, para que mi cuerpo no abrigue ninguna esperanza de liberación. Y sus piernas eran tambores gráciles, bailes febriles, sobre mi propia manera de ser, sobre mis puntos de vista. Cuando ella cayó derrumbada. partida en dos por su propia energía a mis pies, le dije: Mira, nena, hoy que el odio ya me llega a las tripas, te diré quién es la peor: Antes, si tú y Ella me lo permiten hablará mi experiencia. Dos mujeres es todas, quería decir, que con dos mujeres alcanzaba para darse cuenta cómo eran todas El resto fue todo galantería de mi parte. Y como soy grande tuvimos grandes amores y grandes deseos y parecía, que ninguna otra cosa sería posible y, sin embargo, te digo a vos para que a tu vez le digas a Ella, "que deben tener mucho cuidado conmigo, soy un hombre capaz de cualquier disociación, me propongo poder escribir algo que nada tenga que ver con mi vida: Tu amor por Ella.
Darme cuenta que la que menos podía con la nueva situación, fueras precisamente tú, me deprimió todos los renglones anteriores. Ahora debería poder alejarme de todo, también de mi propio pensamiento. Cuando llego a este estado, Ella se siente agradecida, de que por fin, después de tantas vueltas, yo esté preparado para escucharla.
martes, 23 de febrero de 2010
Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista. Miguel Oscar Menassa
Doctor, sabe una cosa, puedo llegar a ser una escritora genial. Ayer a la tarde le dije a mi marido que me había acostado, perdón por la palabra, con usted, con mi psicoanalista. Y yo, sabe doctor, asombrada, con los ojos abiertos por sus gritos le pregunté, ¿por qué, querido, es más grave que haya sido con mi psicoanalista?
La pregunta detuvo mi corazón, mi pensamiento, la pregunta estaba dirigida a mí. ¿Por qué? , me pregunté yo a mi vez, habría de ser malo hacer el amor con el psicoanalista y entonces le pregunté a Ella, ¿y cómo le fue? Pero si todavía no hemos hecho el amor, doctor, qué me pregunta ¿Cómo le fue? ¿Sintió acaso deseos de morir, deseos de ser otra? No, doctor, usted ya sabe cómo me fue, se lo digo yo, para que usted no se gaste, si hiciéramos el amor a mí, su pequeña reina, me iría mal, yo sólo puedo con mi madre, con Ella en general, con la Muerte, con usted, si fuera capaz de llevarme toda la vida con usted. Pero usted es más que un cobarde, usted es una fruta madura a punto de pudrirse, ya casi no desea y sin embargo este arrebato que siento por usted, pero no, no podría.
Y a usted, doctor, ¿cómo le fue?
Hasta aquí y sin saber del todo por qué, te he complacido más que lo que tu propia salud mental podía soportar, sin sufrir los desequilibrios que en el momento actual te aquejan. Yo he sido tu madre y, ahora, te pasa como a ese niño que la madre tiene en sus brazos hasta los siete años y después lo lleva al médico porque el niño tiene un retraso para caminar. Acepto sin dilación tus reproches a mi trabajo, por no haberme dado cuenta antes de semejante situación entre nosotros, para poder decirte inmediatamente, que en muchas otras oportunidades hablamos estas mismas palabras y quiero recordarte, que tú rechazabas la idea, te ponías muy nerviosa, encendías un canuto y por fin me decías que me dejara de decir tonterías y que si yo seguía trabajando de esa manera tan brutal, no me volverías a pagar nunca más cinco mil pesetas la página.
Hoy no podré llegar hasta el final, hoy será preferible que guarde cierto silencio, ella ya dirá cuando diga.
Señor, Somos las tristes marionetas amordazadas. El tiempo se ha roto, las horas huyen despavoridas unas de otras.
miércoles, 17 de febrero de 2010
Querida:
espejo donde se recorta el ojo mágico,
espectro de luces y pequeños animales,
entre tus piernas y una loca blancura,
como hacía infinito tiempo nadie veía.
Miguel Oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista", 1987
viernes, 12 de febrero de 2010
Querida:
En el rosado rozagante espectro
donde el moderno amor se deshilacha
encuentro tu perfume de mujer
y el tiempo es irreal, antigua la mirada.
Y para que no confundas más filete empanado con corazón enamorado, te diré: encanto espectral y diurno, como las espléndidas mariposas de la casa de mi abuela la conchuda. María, la inolvidable María, la de los pelos hondos y los ojos verdes como una lechuga recién nacida.
Huyamos del hambre, veneno cruel, que es simplemente por una locura que escribo. El ruido de la máquina me enorgullece como si fuera una canción famosa que un cantor famoso canta para mí.
Un ruido de lata contra lata, con variaciones de sepulcros abiertos a los gritos nupciales de las babosas cuando cohabitan entre los altos espineles alados. Voy vociferando lentamente mi destino como si mi destino fuera el destino de 1as pobres bestias inmaculadas, que no pudieron todavía hablar con ningún dios que les explicara el misterio de la vida. Como esas pobres bestias amantes de la muerte.
Oh, cuerpos del calor extremo, perfectas mariposas desesperadas, tenues ruiseñores alocados y ciegos, como usted, cantores de los días más espectaculares de nuestro proceso de fracasar, de nuestro gran error .
Yo soy el que se hunde silenciosamente en mí, para que puedas volar.
Ya tenés alas, volá para donde quieras, yo sigo en mi rincón a pan y mate, el resto es triste, lo cantaré a solas cuando tú ya no estés. Querida, quiero que comprendas, ¿cómo decirle a Dios que deje de serlo, cuando ya ha sido amado como tal?
Cuando ella me insulta es porque me pertenece, cuando ella me injuria es cuando más me ama. Está desesperada de amor, por eso me insulta, tiene celos de las letras de la máquina, porque las letras de la máquina tomadas en su conjunto son más que ella.
Alguna vez dirás que escribo porque escribo, y tendrás tus razones. Sin mucho dinero como para que las muertes cotidianas sean más breves o insignificantes, la mejor muerte a mi alcance es morir escribiendo. Se pierden con la escritura las necesidades pequeñas y el hombre escribiendo está hambriento de libertad más que de pan y cuando está hambriento de pan, siempre es algo general, muchos hombres y millones de niños mueren por falta de pan. El que escribe si no lo matan antes, los Estados o los medios de comunicación social, termina amando cosas grandes, praderas inmensas como las palmas del cielo, varios millones de piojos queriendo rescatar el picor que producen, un verdadero ejército de piojosos queriendo rescatar del mundo la mugre que padecen. Y, mientras tanto, una estrella se parte entre los ojos de los amantes.
Y todo es grande para el que escribe, cometas enarbolando banderas invisibles, espacios subterráneos, cárceles abiertas como brazos abiertos.
Velocidades supersónicas donde cada música encuentra su palabra.
El vuelco de los días, querida, ha de ser para adelante, nadie morirá del pasado.
Mis manos vuelcan sobre el papel palabras condenadas a morir en mí. Desarticulado aluvión de nuevas combinaciones para detener la muerte del moribundo.
Sólo tu madre puede más que la muerte.
miércoles, 10 de febrero de 2010
Querida:
He sabido por tu madre, que te gustaría que antes de fin de año rocemos las aristas del espanto.
Quiero decirte que la familia es un hecho concreto tal, que sin familia, es como una ciudad sin agua. Es imposible vivir sin ella, o se la lleva afuera o se la lleva adentro; quiero decir: ahora, para evitar términos tan sugerentes entre nosotros como adentro y afuera, que la familia está presente en nosotros como forma de modelo ideológico social o bien está consolidada como modelo ideológico inconsciente.
Seré, «Te lo prometo» antes del acontecimiento, entre nosotros, del verbo enamorado, el arrebato perfecto de una mirada. Tu madre enamorada, encandilada por tu belleza, enajenada de poder transformarte según su algarabía, en su falta, su hombre, su deseo o, peor todavía, su envidia, su desprecio, su lejanía.
Antes de fin de año, mi pequeña, quiero hacerle saber, que ya no volveremos a estar los dos a solas. El tiempo, para entonces, habrá partido nuestra razón de ser. Un pozo de silencio, el tiempo, entre nosotros, mi deseo, arrancándola brutalmente de mis brazos, empobrecidos ahora, por su ausencia. Aleja su mirada de mi mirada, empobrecida ahora por su lejanía y estrella tu mirada, querida, contra lo que no habrá en tu aurora, ni aún después de los grandes acontecimientos. Contra lo que no podrá ser tu forma, ni, aún después, de las más bellas poesías.
Mutilado porque mi cuerpo es otro que tu cuerpo, desprestigiado, incluso, para tu mirada detenida por el horror de mi ser, impotente de ser mi cuerpo y mi palabra, mi forma y mi sentido. Tu mirada helada, en un rincón del alma, para siempre.
Por el horror de mi ser, impotente de ser, exactamente, tu imagen deshilachada en el espejo negro de la muerte. En el espejo muerto del negro silencio. En el silencio muerto y negro en el espejo. En el silencioso espejismo negro de la muerte, donde tus caderas comienzan a bailar al ritmo de macumba.
Negra de magia, abierta. silenciosa, al sonido espectral de los tambores, delicada y altiva, como una rosa entreabierta puesta en su lugar. Insolente, enamorada de ti misma y, todavía, antes de desear, te abrazas a la muerte para no morir nunca ¡CONDENADA! Tu silencio es negro. Tu silencio es la señal que te quedó en el cuerpo de aquel abrazo con la muerte, para no morir nunca, para nunca desear, para nunca ser otra que tu voz.
Y no queriendo llegar muy dejos o, por el contrario. quiero decirte, que ponerte a llorar, enfermarte gravemente o enamorarte de algún desconocido, no te servirá de mucho, a menos que puedas entender, que tus resistencias, cuando lo nuestro se trata, simplemente, de una conversación, siempre son exageradas.
Recuerdo que la primera vez que me animé a decirte, rodeado de precauciones, que era bonito conversar contigo, te pusiste a llorar al estilo de las lloronas sicilianas, interrumpiste el encuentro antes de tiempo e intentando pegarme con la cartera en la cabeza (golpe que esquivé con un paso atrás y un directo a la mandíbula) me dijiste con rabia: Usted es un desgraciado.
Al otro día volviste encandilada por la posibilidad de poder sentir y expresar esos sentimientos.
Mientras te desnudabas, pedías perdón por lo del día anterior y tus manos al borde del silencio me dijiste: Usted es un hijo de puta. No sé por qué se lo digo. Pero me hace bien que sufra, sépalo. Soy la peor de todas, tengo sarna. Voy por la vida enarbolando mi fracaso, su fracaso, doctor, ¿se da cuenta? Conmigo no puede nadie. Yo soy la flema ardiente del deseo y no sigo adelante porque tengo miedo que usted me aumente los honorarios.
domingo, 7 de febrero de 2010
Querida: Un año más, qué importa, como vino se irá
Fumo, otra vez, y una vez más sin darme cuenta, para dejar
pasar las horas, para darle tiempo a las palabras que se deseen
entre sí de una manera brutal.
Un verso de esos que la humanidad guarda para siempre.
Que lo brutal no sea el verso sino su permanencia.
Nadie era dueño de sí cuando nos mirábamos.
Miguel Oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante joven loca poeta psicoanalista
viernes, 5 de febrero de 2010
Querida:
A mí, el problema, así como lo planteaba Ella, nunca se me había ocurrido planteármelo. Así, que si la intención de Ella era sorprenderme, esta vez lo había conseguido en profundidad.
Preferí quedarme callado, esperando sus próximas palabras. Ella no me dijo nada, pero lo pensó: Mejor me quedo callada y espero a ver qué opina el doctor.
Así nos quedamos en silencio durante diez años.
Cuando Ello volvió a hablar fue para decirme entre enojada, y feliz, ¡Como me
engaño, doctor! usted nunca fue ciego.
Miguel Oscar Menassa
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista"
miércoles, 3 de febrero de 2010
Querida:
Entregado a un destino que me depara lo mejor, lo más grande, te escribo, para que no pienses que riquezas y famas, me han separado de ti, oh, diosa de los encantamientos más puros; espejismo todo real.
Te llamo querida, porque así han de saber que te amo. Y nadie andará diciendo por ahí, que nuestra relación fue vana o que nuestros besos no eran lo más puro del amor. Y si hundo mis manos en tu vientre es para definir la situación con mayor claridad. El hombre vuelve a la tierra y en la tierra se consumen miles de historias que no han sido publicadas. Por eso te escribo para que la serpiente de la duda anide para siempre en nuestros corazones. Un poema para que nuestros cuerpos sean inmortales en ese silencio del amor, o un gran amor, tal, que alguna vez inmortalice algún poema.
Oh, querida, querida, cuántas veces me desmoroné en tus labios. A veces llevado simplemente por las horas del día, cala sobre vos, amada desde grandes alturas siempre en el medio preciso de una frase. Sin saber lo que quería decir, todavía, pero intuyendo de sesgo, algún final.
Siempre me faltaban palabras, siempre había algo indecible entre nosotros. No era el sexo, sino la historia sangrante y cruel que lo hace cantar. No eran de carne nuestras historias. Aunque se grabaran sobre nuestro cuerpo.
Cuando amanecía tus brazos se quebraban sobre la lluvia y un llanto infinito nos acogía para morir. Cuando amanecía, la luz hacía trizas nuestra soledad.
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista"
domingo, 31 de enero de 2010
Querida:
Sé, me has dicho, que tus intenciones son alcanzar del corazón su centro. Urdir en el propio corazón del hombre una maniobra que, aunque en ella se rompa el corazón, atestigüe tu presencia en el mundo.
Hablar tiene el encanto de no hacer y ahí tu maldición. Porque no hacer no se consigue con el cuerpo, sino con las palabras.
Tendidos sin mirarnos, porque los ojos son los que ponen colores a la muerte. Sin ojos, no hay posibilidad de engaño: la muerte siempre es negra.
Tu cuerpo muerto, tendido y vacío, sólo forma y belleza, tratando de alcanzar sin conseguirlo, ese otro cuerpo, también muerto, mi cuerpo, a tu lado, pleno, condenado por tu carencia a poseer lo que te falta.
Inalcanzable cuerpo muerto, por ser tu propia voz su canto.
Voz de tu voz, palabra de tu palabra,
enredadera atada sin piedad sobre ti.
Miguel Oscar Menassa
miércoles, 20 de enero de 2010
lunes, 18 de enero de 2010
sábado, 9 de enero de 2010
CUMPLIR 61 AÑOS CUANDO ESTALLA LA GUERRA de Miguel Oscar Menassa
el mundo donde vivo,
clamando por la guerra,
por la guerra total.
A matar, a matar,
gritaban los periódicos.
A matar, a matar,
decían por T.V.
A vengar nuestros muertos,
vociferaba el pueblo.
A matar, a matar,
enemigos, más allá.
Iremos por el aire;
iremos por el mar
y por la tierra iremos
escuchen el compás:
Vi morir una madrede frío en la vereda,
esperando a su hijo
que nunca volverá.
Y una mujer moría
clavada en una espada,
que su amante muy joven
no supo manejar.
Y vi morir reptiles
atados a sí mismos
y vi morir el canto
en la voz del cantor.
Y mi madre moría
quemada por el fuego,
cual bruja o hechicera
del tiempo del terror.
La guerra se ha extendido
por mi mundo y el mundo.
Al aire libre no vivirá
ningún poema.
A aire libre no habrá
ningún amor.
En las trincheras se hablará
de la muerte
y por las noches se soñará
el horror.
Al alba, el miedo
vivirá en la palabra.
En los pechos maternos
se escuchará el fragor.
En el colegio el niño,
aprenderá a matar.
A cuidarse del compañero niño,
del maestro.
A cuidarse del cielo en su conjunto,
hasta del alma.
A cuidarse del viento huracanado
y de la brisa.
Del volcán poderoso que vomita
fuego y basura
y la pequeña colina perfumada
florecida y abierta.
En cualquier pequeño lugar
de cualquier Patria,
aunque sea la nuestra,
oscurece, se pliega la montaña,
se hace invisible el agresor.
En plena oscuridad
ya no se sabe:
¿quién es el asesino?
¿quién tiene que morir?
En semejante oscuridad,
que produce la guerra,
ya no se sabe
dónde está la amada,
ya nadie sabe
dónde anida el traidor.
Por eso nos miramos
los unos a los otros,
presintiendo un culpable
en cada humanidad.
Nos persigue el delirio
de una guerra sin fin.
El Capitán herido
gritaba a las estrellas:
Habrá guerra, habrá guerra
y todos morirán.
Cristianos, musulmanes,
ricos y pobres,
todo el mundo muriendo
por un poco de paz.
Todo el mundo muriendo
de una vieja moral:
La guerra es necesaria
aunque sea fatal.
Nada de nada,
no puedo escribir nada.
Todo el mundo está en guerra
y el poema está quieto,
detenido
como un preso de guerra,
en silencio
como en la esclavitud,
caído de dolor
cual torre muerta.