domingo, 22 de febrero de 2009

RELATO NÚMERO CINCO. EN LOS ESPACIOS DE LA ESCRITURA INTENTÉ LEER TUS PAPELES ESPARCIDOS POR LA MESA

P.D.: En los espacios de la escritura intenté leer tus papeles esparcidos por la mesa, mucho no pude, por un tonto pudor, pero lo que llegué a leer me impresionó de una manera tal que me puse muy triste pensando por qué esos poemas no estaban aún publicados. Qué ignorancia, llegué a preguntarme, acerca de tu escritura, o bien qué egoísmo conociendo su valor, hacía que guardaras esos poemas casi al borde del cesto de la basura. Dejé de leer, pero me prometí a mí misma hacerte publicar lo más rápidamente posible esos versos que a la larga serían un bien para la humanidad toda. Me voy más abierta, con belleza interior, eso se me notará en la vida, eso me hará volver.
Droga dura, tu máquina, se prueba una vez y ya no se puede dejar, ahora tengo miedo de que te enojes, que nunca más me lo permitas, aunque ya sé, que tú lo dices, que la libertad no se negocia ni se pide, si alguien la quiere para algo debe tomársela, y con ello correr los riesgos de lo que significa la libertad. Sin embargo temo tu no, como un no interior, más fuerte que cualquier pensamiento, cualquier acción. Es por eso que antes de dejarte te pido un sencillo favor. Contéstame, dime algo, aunque más no sea que no sirvo para nada, así, por lo menos, tengo a qué oponerme. Tu silencio podría matar todas mis ilusiones, es decir, tu silencio me mataría. Porque nada es una mujer sin ilusiones de ser otra cosa.
Perdona la molestia de leer lo escrito, aunque por momentos pienso que no leerás ni uno solo de los renglones de mi carta y que no existes tal cual yo te imagino, y eso me desespera. Tu respuesta, fuera cual fuera, será sorpresiva para mí. ¿Cómo saber lo que me dirás cuando ni siquiera sé lo que te digo? Espero tengas conmigo todas las consideraciones posibles.
Me despido, recordando tus manos escribiendo.

Josefina

No hay comentarios:

Publicar un comentario